dijous, 21 de juny del 2012

No es enfermedad, es epidemia.




El hombre heterosexual español está enfermo. Esta dolorosa afirmación se constata año tras año y en este momento del siglo XXI podemos llamar las cosas por su nombre, epidemia, el contagio ha venido seguramente da países meridionales de similares características raciales como Italia, Portugal etc.

Un virus que debió entrar solapadamente vía cinematógrafo o bien en programas de telebasura o prensa rosa, el hecho es que solo uno de cada mil españoles está a salvo de esta antiestética i enfermiza enfermedad mental.

El género femenino en cambio cada año que pasa demuestra que goza de mejor salud, más coherencia mental aunque a la vez denota más perversión interesada en sus oscuros deseos destructivos.

Vayamos al meollo de la cuestión, si observamos las fotografías expuestas como testimonio grafico del síndrome que ha atacado las mentes hetero masculinas, nos percatamos que hay una pareja que podemos considerar heterosexual por las muestras afectivas que contienen y por las características de los especímenes podemos considerar que se trata de una pareja formada por un hombre y una mujer de edad joven.

El hombre demuestra su demencia mental al ir revestido de una prenda antierótica, antideportiva y anti-todo, que podemos denominar bermudas, esta prenda tiene grandes inconvenientes cuando se usa en lugares como el expuesto en la foto, o sea en una playa.

Por diversos motivos el más irritante de los inconvenientes es que cuando se moja, tarda mucho en secarse y produce en las ingles masculinas unos líquenes u hongos que causan grandes irritaciones en sus respectivas gónadas. Otro de sus grandes inconvenientes es que el bronceado que se produce después de haber utilizado esta diabólica prenda de playa es de una fealdad anti-natura. Podríamos enumerar muchas más anomalías a esta prenda, como la cantidad de arena que se recoge en los bolsillos de la misma, por no alargarnos.

Muchos de los individuos que padecen esta grave enfermedad no se contentan con bañarse con esta obscena indumentaria sino que además se pertrechan debajo de la misma de unos calzoncillos que han de mostrar la marca del mismo (generalmente Calvin Klein) unos cinco cm. por encima del borde del desgraciado bermudas.

Todo esto que expongo tiene la contrapartida femenina que cada vez sus tangas tienen menos centímetros de tejido pudiendo pesar toda la indumentaria de baño femenina unos 8 gramos. En el caso de la joven de la foto ni tan siquiera este mínimo peso ya que va completamente desnuda.

La foto ilustra claramente como la joven hembra disfruta de una manera natural del sol, la naturaleza y la libertad de movimientos mientras que el joven macho está aprisionado por una coraza azul que le impide la libertad física de sus extremidades inferiores aparte de las humedades que se le producirán debido al sudor concentrado de estar expuesto al sol de verano y que junto con el fluido de gotas de smegma que habrá ido segregando después de los tocamientos intrínsecos, genera un hedor toxico que solo individuos que padezcan un síndrome de filia por los olores repugnantes lo pueden soportar.

La hembra como en general todas sus característica es egocéntrica en sus apreciaciones, mientras este mona y sexy con su tanga brasileiro ya está contenta, el pobre macho hispano ha de conllevar esta cruz de bañador porque no tiene criterio propio. Le es administrado este horrible disfraz por la tarada de su madre y luego pasa de las garras de la madre a las de la novia y esposa, las tres etapas de una vida, solo un mensaje, a ellas les gusta que el macho vaya con bermudas y ellos acceden cansinos porque de vez en cuando la meten en caliente.

Siento al final de este estudio clínico haberme propasado en terminología no adecuada para tratar una grave enfermedad epidemiológica como esta que nos ocupa del homo-hetero-hispanicus.

En otro estudio comparativo hablaremos del otro elemento masculino no mencionado aquí en este breve espacio el del homo-gay-hispanicus, digno también de una pequeña atención.