divendres, 7 de gener del 2011

Qatar, my love III



- Nos quedamos en que tu amigo estaba en el entrenamiento de aquella cosa rara.

- Sí, lo que le contó Rahim sobre aquel deporte ritual llamado Zurkhaneh

- Quien es Rahim?

- Te lo dije, es el único nombre que me acuerdo, el chico más guapo de todo el equipo y por el que Luís Maria bebía los vientos

- Vale!

- Voy a ir un poco al grano porque sino esto se puede eternizar, después de aquel ensayo o entrenamiento dilo como quieras vinieron muchos más, otros se realizaban con mazas pesadas que volteaban rítmicamente al son de la música, otros con unas gruesas cadenas con cascabeles o campanas que aumentaban el sonido de la música con estridencia compulsiva. Luís Maria se aficionó a permanecer allí con ellos cada vez que entrenaban y se llego a creer que era también del equipo iraní y lo más gracioso e ingenuo del caso es que los del equipo deportivo también lo consideraron como elemento definitivo del equipo visitante. Locura infantil de mentes elementales y sin malicia. Los muchachos del equipo entraban y salían de la habitación de Luís Maria tantas veces como querían se sentaban en las camas reían y charlaban, se asomaban al balcón de la terraza cuya vista daba directamente a la piscina vistas que ellos no tenían desde sus habitaciones. La habitación era muy grande y con dos camas dobles de casi dos metros de ancho cada una. Sin encomendarse a ningún santón de religión islámica Rahim le dijo a su amigo, que ahora no recuerdo el nombre, que aquella noche vendrían a dormir a aquella habitación porque tenia mejores vistas. Luís Maria quedo petrificado en el pequeño sillón en que estaba sentado, la sola idea de tener en la cama contigua, que había estado vacía las dos primeras noches de estancia en aquel hotel, ocupada por los dos chicos que ahora estaban entrando y saliendo de la terraza, para ver las bañistas occidentales que estaban tomando el sol en la piscina, le paralizo el habla. Solo pudo sonreír tímidamente, luego vinieron los lamentos – Será esta medio sonrisa, prueba eficaz de asentimientos para que ellos interpreten que asiento en que vengan a dormir conmigo esta noche? – se pregunto.

- Y qué?

- Pues aquella noche después de cenar, no se porque el equipo hacia las comidas en otro comedor distinto al de mi socio, se encontraron en el bar semi abierto que daba directamente encima de la piscina lago, allí solo los extranjeros podían tomar alcohol, Luís Maria se estaba tomando un scotch con hielo y llegaron a su vera varios miembros del equipo un entrenador y cinco atletas con sus Cokes en la mano, Rahim el más lanzado de todos le dijo a Luís Maria que le dejase mojar los labios del su vaso de scotch para que le supiese mejor la cola que estaba tomando, sin esperar respuesta ya tenia el vaso de la bebida alcohólica entre los carnosos labios del bello Rahim, cuando el vaso volvió a estar encima de la mesa, Luís Maria le dio una ligera vuelta de 30 grados para que el sitio donde el muchacho había puesto su tumultuosa boca coincidiese con los sedientos labios de mi amigo cuando fuese a beber otro pequeño sorbo de erotismo y amor. Al cabo de un rato ya estaba solo, puesto que se habían ido a la pista de baile cercana que había en aquel lugar, pensó que volverían a su lado, las botellas de coca se habían quedado en la mesa contigua y una chaqueta de algodón ligero, también. Al cabo de un largo rato Luís Maria ya estaba fuera de si por la extraña situación y se acerco a la pista de baile y con la mano les hizo una señal de que se retiraba a la habitación, Rahim desde una distancia de tres metros por lo menos, y delante de dos entrenadores le dijo que en media hora irían a su habitación para pasar la noche allí. No especificó ni cuantos irían ni para que, claro que no, todo ambiguo, alegre, ingenuo.

- Ay dios!

- Mi amigo estaba que no se tenía en pie, por los nervios, la situación, la desfachatez o la sublime belleza de Rahim. Subió a la habitación, busco un pijama de verano que había traído por si acaso, pero que todavía no había usado, se lo puso, se aseó, esperó, se impacientó.

- Se hizo una paja!

- Animal, solo piensas en esto, la situación era más perversamente complicada que para terminar haciéndose una paja, no comprendes? Al cabo de casi una hora llamaron a la puerta y al abrir vio al sonriente Rahim junto con el forzudo y chaparrete muchacho que había entrenado en primer lugar en su primer día de invitado de honor. Entraron y se quitaron la ropa quedando en calzoncillos sin pedir permiso pero comunicando el hecho, Rahim le dijo a mi socio que se iban a duchar porque estaban sudados de tanto bailar, la pared del baño lindante con la habitación de aquel hotel era de vidrio de un ligero tinte verde agua, dentro de poco si tenia suerte y no se desvanecía el encanto del momento podría ver aquellos dos cuerpos desnudos y así fue, al entrar al cuarto de baño se quitaron los calzones bastos de algodón crudo y los lanzaron encima del lavabo, se metieron los dos en la bañera y hicieron correr el agua, los dos cuerpos morenos se tocaban y se repelían a la vez el fuerte chorro de la ducha les hacia cerrar los ojos y Luís Maria aprovechaba para lanzar miradas voluptuosas al enmarañado enjambre de pelo negro que como un nido atrapaba en sus ingles a los mas bellos miembros que podía imaginar, aquella turgencia semi entumecida se balanceaba a dando pequeños golpes a cada uno de los muslos cuando con los brazos intentaban quitar toda la espuma jabonosa que cubría sus relucientes cuerpos. La magia duro poco, las aguas silenciaron su cantar y el vapor neblinoso acompaño a los muchachos al descansillo, entonces Luís Maria tuvo un rápido reflejo para encontrar una excusa para acercarse un poco más a las delicias de sus pieles, es cuando entro en el cuarto de baño con la excusa de sacar una toalla limpia de la repisa que había al fondo de la habitación, toalla que dio al forzudo chico de poca estatura y a Rahim le acercó su blanco albornoz y le ayudo a poner los brazos en cada una de las mangas mientras a pocos centímetros de su nuca aspiraba aquel olor a sándalo y a vapor humano. Salio enseguida de la habitación, cortado y nervioso. Al cabo de poco rato salieron los dos otra vez con los feos calzoncillos de algodón incrustados en sus gloriosos glúteos. Rahim le dijo a mi amigo que por favor mirase la parte trasera de la pierna de su compañero ya que por lo visto había tenido un tirón y le dolía un poco, por su calidad de ‘medico’ no se pudo negar a la petición. Le hizo una señal para que se tendiese en la cama boca abajo y le pregunto donde le dolía, el chiquito le señaló una zona por encima de la zona de la rodilla pero mayormente en la parte trasera, entonces con sus manos experimentadas de ‘doctor en medicina’ le toco levemente los músculos traseros de la pierna dolorida y recordó que en su neceser había puesto un tubo de Feldegel, se levanto volvió al baño y trajo el tubo en cuestión puso una perla de aquel gel viscoso y helado y lo aplico con cariño y dedicación, ante la mirada complacida y atónita del bello Rahim que ya se había tendido en ‘su’ cama.

- Y esto como acaba?

- Esto es todo, aquella noche Luís Maria no pudo dormir por la situación extraña y perversa que su cabeza dibujaba en cada momento. Otras tres noches Rahim fue a dormir a su habitación, pero no siempre con el mismo chico. Luís Maria le regalo el tubo de Feldegel al entrenador del equipo, ya que al parecer funcionó con el chiquillo. El día anterior de su partida de Qatar era la exhibición del equipo iraní, en un palacio de deportes cercano, Luís Maria fue invitado por ellos e incluso se desplazo con el bus de los atletas iraníes, la exhibición fue un éxito las músicas y los ejercicios fueron ampliamente aplaudidos un primo hermano del presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad fue como representante oficial del país, al final de la exhibición este alto dignatario saludo a todo el equipo iraní y también le dio la mano a mi socio Luís Maria. La ultima noche en el hotel después de la cena se encontraron con los atletas en el bar al lado de la piscina, se despidieron todo el equipo incluso los entrenadores le dieron un par de besos en las mejillas a Luís Maria, quedo molido por los fuertes abrazos de despedida, aquella noche Rahim no fue a dormir a la habitación de Luís Maria. Ya no volvió a ver más a Rahim ni a tampoco a ningún otro atleta


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